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María del Pilar Saiz Cerreda

Investigadora y Doctora en filología francesa.  Su investigación sigue una línea propia de gran unidad centrada en la literatura francófona contemporánea y en cuestiones de teoría y crítica. El resultado más importante del estudio del género epistolar es su libro "Cartas íntimas de Antoine de Saint-Exupéry. Entre la soledad y el amor" (2007). Cuenta con dos estancias de investigación posdoctorales en la Universidad Paris-IV Sorbonne.  Pertenece a algunas sociedades científicas relacionadas con el ámbito de la investigación y la docencia, lo cual es fundamental para realizar una tarea de actualización constante.

A la hora de escribir una historia, ¿qué errores no deben cometerse nunca?

Pensar que todo en la escritura depende de la inspiración. Al contrario, se trata de un trabajo metódico que exige una preparación previa en la que se va desbrozando el camino que conducirá a la escritura. En esa preparación entrarían en juego la elección del tema, del argumento, del punto de vista. Esto constituiría el punto de partida. Luego vendría la construcción de la estructura: determinar el lenguaje adecuado a los efectos artísticos o impresiones que se desean producir, cómo va a ser el montaje, es decir, capítulos, secuencias, planos, y el orden que van a llevar; el tipo de personaje o personajes, el tiempo en todas sus dimensiones –duración incluida-, el espacio en el que se va a desarrollar la trama. Por último, el título.

Es decir que no se puede dejar las cosas al azar. Me parece que si no se cuida esa preparación, la historia no va a funcionar. Hay que saber qué se quiere transmitir, cómo se va a hacer y quién será el o los encargados de hacerlo (protagonista, narrador, otros personajes, o todos a la vez)

Por tanto, escribir una historia implica dejar las prisas de lado. Este es un error bastante frecuente. La escritura implica grandes dosis de paciencia.

A grandes rasgos, ¿qué elementos diferencian un buen personaje de uno malo?

Un buen personaje es el que despierta el interés y la atención del lector. Un buen personaje es el que consigue ocultar la huella o la presencia del autor. Son buenos personajes los que “son”, “hacen” y “están”, los que en muchas ocasiones van a sorprender al lector. Los que exponen sin imponer. Los que tienen una razón de ser, los que son esenciales para la trama aunque no tengan un protagonismo absoluto.

Son buenos personajes los que subsisten antes de que el autor los describa, los que muestran su modo de ser sin necesidad de dar explicaciones por parte del autor. Los que presentan caracteres bien ligados y son indisociables de la idea-mensaje que el autor quiere transmitir. Es decir, que los caracteres de estos personajes están bien insertados en la trama o a la inversa, la trama no se entendería sin esos personajes.

Y los caracteres de los personajes están bien conseguidos en la medida en que están definidos por los diálogos y las acciones.

Son buenos personajes los que están perfectamente adaptados a la situación, los que son coherentes con la trama. Los que son creíbles.

Un buen personaje, en líneas generales, estará definido por los “cómos”: cómo se mueve, cómo va vestido, cómo habla, cómo gesticula, cómo reacciona, cómo mira, etc.

Desde luego, se trata de generalidades, aproximaciones y pensando siempre en una novela, un relato, etc.

 

Dentro de las normas de escritura y de lo ya establecido, ¿qué papel juega el estilo personal dentro de una obra? 

Yo diría que el estilo es precisamente la combinación de todos los elementos en un “todo” que hacen de la obra una narración concreta, como explica Mercedes Salisachs.

 

¿Qué hay que hacer para comenzar a escribir bien?

Los consejos que voy a dar los he tomado de Rona Randall porque son sencillos, prácticos y, a veces, se descuidan en exceso. Ella insiste en algunos aspectos que todo aspirante a escribir debe reunir, como son: tener imaginación, amor por las palabras, impulso creativo, deseo de escribir, dedicación (que yo definiría como paciencia y tiempo), disciplina y de forma especial, entusiasmo y honestidad. Es decir, reconocer cuál es la verdadera motivación personal para escribir.

Y para escribir bien, yo diría que ir paso a paso y tener paciencia con uno mismo, releerse, saber rectificar, recomenzar las veces necesarias, evitar el desaliento.

Pienso que, aunque parezca secundario, hay un aspecto que puede ayudar: estar rodeado siempre de buenas lecturas, de grandes autores.

 

Para usted, ¿cuál sería un buen ejemplo de una historia bien configurada ( trama, personajes, estilo)?

Esta es una pregunta para la que tengo múltiples respuestas. Se me ocurren muchas historias: Las uvas de la ira, de John Steinbeck; Crimen y castigo, de Fiodor Dostoyevski; La Ciudadela, de A. J. Cronin; La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel, Los restos del día, de Kazuo Ishiguro; Cartas a Dios, de Éric-Emmanuel Schmitt. La mujer nueva, de Carmen Laforet. Y un sinfín de historias más.

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